Hay algo interesante y hermoso en cada ciudad, pero San Petersburgo tiene tantas cosas hermosas que no es imposible elegir una sola. ¿La arquitectura? ¿Los canales? ¿Los puentes? Hablemos de los puentes de San Petersburgo, pues bastantes los consideran como posiblemente lo mejor.
El Puente del Palacio
En la ciudad hay una numerosa cantidad de puentes. El río Neva es navegable. Para dejar pasar los barcos, los puentes se levantan por la noche de acuerdo con estrictos horarios. ¡Es todo un misterio! Al anochecer la gente se acerca a la costa para ver este espectaculo. Es especialmente interesante en la época de las Noches Blancas, aunque después también está muy bonito, todo está iluminado, el puente sube lentamente, los barcos pasan… Uno de los más bonitos es el Puente del Palacio.
El Puente Anichkov
Tal vez el puente más fotogénico sea el «Anichkov». Sólo alguien perezoso no fotografiaría «Los domadores de caballos» de Claudt.
Es bastante difícil encontrar sitio libre de gente y con una buena iluminación para filmar, para eso hace falta ir muy temprano. Los monumentos exponen la belleza perfecta de un hombre y un animal, se puede fantasear e imaginarse sobre la montura que lleva el caballo a galope por el Campo de Borodinó.
El puente de Hermitage
El pequeño puente de Hermitage, a través de la alcantarilla de invierno, en donde en una obra de teatro de los hermanos Tchaikovsky fue ahogada una chica llamada Lisa… La obra se llama «La dama de picas». Después de quedarse un rato en el puente, hay que dirigirse hacia el Hermitage, al menos para ver la belleza de los interiores. Si no hay ganas o tiempo para los cuadros, se puede comprar un calendario y un imán con un gato.
El puente de los Besos
Este puente tiene una leyenda divina: si se besan en él los enamorados, estarán juntos para siempre y serán muy felices. Por supuesto, es sólo una leyenda. En realidad, antes se encontraba ahí una taberna llamada «Beso» de un comerciante con el apellido Potseluev (ruso: «de besos»). Pero somos nosotros mismos quienes formamos nuestra vida: sucede en lo que creemos. No muy lejos está el fascinante Teatro Mariinski, merece la pena llegar hasta la plaza del teatro, con suerte comprar entradas y recrearse en un pequeño y maravilloso espectáculo.
Los puentes de colores
Había muchos puentes parecidos en la ciudad, para no confundirse decidieron pintarlos de color verde, rojo, azul, amarillo… Así los llaman ahora – por su color. El puente verde o el puente de la policía está en la avenida Nevsky y cruza el río Moika. Antes cerca de aquel sitio solía estar la oficina de la policía. Cerca de Nevsky está la cafetería «Dachniki» (ruso: veraneantes), no tiene nada especial en su comida pero sí en el ambiente. Las vacas mofan, los gallos cantan, el interior refleja el Leninrgado de antes de la guerra. Merece la pena pasar por ahí una vez. El Puente Rojo está situado en la Calle de los Guisantes, también atraviesa el río Moika. Hay muchos lugares en esta calle donde comer y cenar. El puente azul está cerca del Teatro Marinsky, es tan ancho que no se entiende de inmediato que es un puente. El Puente Amarillo o Cantante está al lado de la Capilla Académica del Estado. Tiene las rejas más encajadas y hermosas.
El puente del Banco
Si tienes problemas financieros, deberías ir al Puente del Banco con los grifones, quedarte un rato, hacer un deseo, pedírselo a ellos… Incluso es posible que se cumpla. Lo importante es saber que la vida le da al ser humano siempre lo que necesita, ya sea para que aprenda la lección, para su desarrollo o para la alegría.
El puente de los Leones
Hay que ir al Puente de los Leones sólo para ver las vistas esplendidas, la arquitectura del puente mismo y soñar sobre lo imposible, dicen que ahí se cumplen los sueños más grandes. Este puente les gustó tanto a los alemanes que visitaron San Petersburgo, que en el año 1838 se construyeron una copia más pequeña del puente en el parque de Berlin.
Así de interesantes son los puentes en San Petersburgo. Por supuesto, no son todos, los hay muchos más. Es fácil llegar a esta ciudad, pero no se puede ir, se quedará contigo para siempre con sus puentes, canales, palacios, parques…
Autor: Kirina Svetlana